
Claro que no estamos hablando de una frondosa cabellera para lucir los pelos al viento. La idea es raparse y marcar con tinta unos pequeños puntos en la cabeza que simulan a pelitos recién cortados, cubriendo toda la superficie de la cabeza.
La técnica es más complicada de lo que parece, y consiste en la aplicación de pigmentos de distintos tonos de grises en la piel para dar la apariencia de una cabeza rapada. El doloroso procedimiento lleva un par de horas, pero los resultados son sorprendentes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario