martes, 14 de junio de 2011

Se sube a una montaña rusa de infarto ¡¡y le da uno!!

Madrid, España.- Irene no imaginaba que subir a "El Ratón Veloz" podría haber sido lo último que haría en su vida. Porque cuando la sacaron de la atracción no tenía signos vitales.
Solo la rápida actuación policial y sanitaria y la presencia de un desfibrilador en el recinto ferial permitieron resucitar a esta adolescente de 16 años. Al cierre de esta edición, la chica se encontraba aún en la UCI del hospital local, aunque estable, por lo que no se teme por su vida. Así ocurrió esta milagrosa historia.
Irene y una amiga, también menor de edad, sobre las diez y media de la noche del domingo, llevaban un buen rato en la zona de atracciones de su pueblo, Coslada. Decidieron apurar la noche en «El Ratón Veloz», una especie de montaña rusa familiar a la que suben desde niños de 4 años a adultos de 60 y que no entraña peligro alguno. Las adolescentes ocuparon uno de los vagones y comenzó lo que debía ser la diversión.
Sin embargo, los propios controladores de la atracción se percataron de que algo no iba bien con la chica. Por una cámara de vídeo instalada por seguridad, se dieron cuenta de que Irene parecía desmayada y que su amiga tenía el pánico dibujado en la cara. Los feriantes decidieron parar la máquina y, a viva voz, avisaron a la Policía Local, que se encontraba en un puesto de control a apenas 50 metros del lugar.
Los primeros en llegar fueron dos policías, que sacaron con cuidado a Irene de la vagoneta. Nada más verla, se dieron cuenta de que aquello no era un simple desmayo. Estaba inconsciente, con los ojos en blanco y los labios cianóticos, de un azul inquietante. Tenía la muerte escrita en su joven rostro.

12 minutos de angustia
Con rapidez, los agentes le practicaron las primeras maniobras de reanimación cardiopulmonar, mientras otros compañeros daban aviso a los voluntarios de Protección Civil, apostados a unos 500 metros del escenario de los hechos.
Dos minutos después, tres efectivos de este servicio se incorporaban a los trabajos de resucitación de Irene, mientras se movilizaba a los sanitarios del Summa-112. El plan de prevención sanitario y de seguridad para estas fiestas incluía un desfibrilador semiautomático, del que hubo que echar mano. La primera vez no dio resultado.
Pero sí la segunda. En apenas 12 minutos que parecieron horas, los efectivos consiguieron devolver a Irene sus constantes vitales. El milagro ya era un hecho.

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