lunes, 13 de junio de 2011

Burundanga: droga milenaria es usada para extorsionar

Quito, Ecuador.- Pérdida de la voluntad y somnolencia, para que la víctima no oponga resistencia al ser desvalijada, son dos de los usos que los delincuentes dan a la escopolamina, una poderosa sustancia psicotrópica usada por chamanes para entrar en trance que ahora sirve para robar y que puede causar la muerte.
La utilización con fines delictivos de ese compuesto, también conocido como "burundanga", está extendida por toda Sudamérica, especialmente en Colombia, Ecuador, Venezuela, Perú y Bolivia, donde nacen los floripondios, las plantas de las que se extrae.
"Desperté como a las 10 de la mañana en una construcción, sin zapatos, sin camisa, y traía solo puesto un pantalón de hospital. Me robaron todo: la billetera, el celular, el reloj, la ropa y la tarjeta de crédito", explicó una víctima de la burundanga, Belisario Torres, empresario y diseñador ecuatoriano.
Su caso es similar al de muchos otros afectados: Torres entró solo en una discoteca de Quito y, tras entablar conversación con una bonita mujer y compartir algunas bebidas, solo tiene 'flashes' de una larga noche en la que deambuló por bares con un grupo de desconocidos hasta gastarse con la tarjeta de crédito más de 700 dólares.
"Los delincuentes están a la caza de personas bajo los efectos del alcohol que buscan compañía de mujeres. Seducen a sus futuras víctimas mediante su apariencia física y luego ponen en sus bebidas sustancias que generan somnolencia", relató el Jefe de Homicidios de la Policía Ecuatoriana, el capitán Santiago Martínez.
Hoy en día bandas en todo Ecuador conocidas como "Dulces Sueños" utilizan la burundanga debido a la facilidad con la que se puede obtener esta droga.
Todo sale de la brugmansia o floripondio, una planta de la región norandina cuya colorida flor que se usa desde hace siglos para decorar casas y jardines, y que esconde en su interior un alcaloide de enormes efectos analgésicos.
"La escopolamina se obtiene de las plantas mediante procesos extractivos muy parecidos al de otros alcaloides como la cocaína", señaló Adolfo Holguín, experto y coleccionista de brugmansias.
Según Holguín, la escopolamina tiene un efecto "muy marcado" sobre el organismo a partir de los "3-5 miligramos" y en dosis mayores "puede provocar daños graves a las personas".
Pueden llegar a ser letales, como el caso de William A.G., un joven de 20 años que murió la semana pasada en la habitación de un hotel en Quito, presuntamente por una sobredosis de burundanga.
Aunque la Policía ecuatoriana aún no ha determinado las causas de la muerte, el 'modus operandi' de los criminales conduce a una intoxicación por escopolamina: el joven entró en el hotel con otro amigo, que también encontraron extremadamente sedado, y acompañado de dos chicas, que abandonaron el cuarto unas horas después.
Además, las secuelas físicas y mentales de la burundanga, acentuadas por la sensación de extrañeza que provoca la pérdida de memoria, son demoledoras.
"Estuve una semana con el cuerpo pesado y mucho dolor de cabeza y muscular. Tenía también depresión por la experiencia, estaba enfadado conmigo mismo. Durante un mes prácticamente solo dormí", relató Torres, quien desde entonces siempre que sale está "a la defensiva".
Pero el floripondio no se utiliza solo con fines delictivos, de él se generan medicinas como la Buscapina, un antiespasmódico de venta en cualquier farmacia, y es empleado por chamanes para entrar en trance.
"Los incas tenían la creencia de que al sembrar esta planta en casa evitaban que energías negativas entraran", recordó Marco Uvidia, coordinador de guías del Jardín Botánico de Quito.
Holguín recordó que el uso criminal de la sustancia tampoco es nuevo.
A finales del siglo XIX, en el pueblo natal de su abuela, en Ecuador, apareció un grupo de extranjeros que durante una celebración ofreció chocolate caliente a todos los aldeanos.
Al día siguiente, despertaron con un terrible dolor de cabeza y descubrieron que había sido saqueado todo.

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