jueves, 10 de noviembre de 2011

Sombrilla chubasquera

Los días de lluvia son complicados. Hay más tráfico del habitual, los ancianos no sólo van más despacio sino que son más -lo de que la gente mayor se queda en casa cuando llueve es una leyenda urbana- y, cumpliendo con Murphy, ese día es inevitable que tengas que acarrear un mínimo de dos bolsas, por lo que llevar el paraguas se convierte en una ardua tarea. Si optamos por llevar capucha, tenemos dos opciones: si nos la apretamos no vemos nada y si nos la dejamos suelta se nos moja la cara. Si encima llevas gafas necesitas ir limpiándolas, por lo que el desastre es total.
Para ayudarnos tenemos este mono-chubasquero paraguas, que nos permite tener las manos libres e ir cómodamente protegidos, siempre que no haga viento, por que con ese pedazo de capucha va a parecer que vas en barco y puedes llegar a tener problemas de estabilidad.
Lo que no me acaba de gustar es como queda la capucha en la espalda cuando no la llevas puesta. Conociendo a la especie humana como la conozco, seguro que algún graciosillo te deja algo dentro de la capucha, algún papelito, y puedes acabar hasta con restos de bocadillos.
Otra cosa que no me gusta es que para las mujeres en demasiado largo, tapa demasiado, hay que dejar una puerta para el “eterno femenino”, tipo chaleco con cuello alto, botas de cuero con la punta descubierta, capucha sobre protectora con minifalda, etc…
Es también muy útil si quedas con alguien, “quedamos en la cola del cine, me verás enseguida, soy el que va vestido de marciano”.

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