Sodeto, España.- Hace unas semanas, los 70 hogares en este aislado pueblo agrícola luchaban por partida doble contra la crisis económica en España y el azote de una severa sequía.
Algunos incluso pensaban en pasar de largo la lotería navideña de España, conocida como El Gordo, que es algo así como una obsesión nacional.
Sin embargo, compraron boletos a raíz de la lealtad que le tienen a la asociación de amas de casa del pueblo, que percibe un pequeño porcentaje de las ventas.
Y entonces, su número resultó agraciado.
Todos los hogares de Sodeto, salvo uno, tenían parte del boleto ganador en el primer premio de la lotería, 950 millones de dólares, el más cuantioso que jamás se haya repartido.
Algunos de los residentes de Sodeto, en su mayoría agricultores y trabajadores de la construcción desempleados, ganaron millones de dólares. El menos afortunado obtuvo un monto mínimo de 130 mil dólares.
Ahora, la aldea, sólo un punto en el mapa, ubicada a tres horas de Barcelona, se ha visto inundada de vendedores y buscadores de fortuna.
En una mañana reciente, los oferentes no dejaban de llegar: banqueros trajeados que prometían altos rendimientos, vendedores de autos que ofrecían vehículos BMW y comerciantes de muebles que iban de puerta en puerta.
Al igual que otros agricultores locales, José Manuel Penella Cambra, quien acababa de invertir en técnicas de riego más eficientes, estaba preocupado por no poder cumplir con sus pagos.
Pero su esposa compró dos boletos, que resultaron premiados con 260 mil dólares, y su hijo encontró otros dos que ella había comprado anteriormente y de los cuales se había olvidado, dando un total de 520 mil dólares.
"Sigo diciendo: busquen más, busquen más", comentó en broma en el café del poblado. "Sin embargo, este dinero significa que ahora puedo respirar, y la mejor parte es que no sólo soy yo. Todo mundo ganó".
El día del anuncio de la lotería desató una locura colectiva, dijeron los residentes, al tiempo que se dieron cuenta de que muchos de sus vecinos también habían ganado.
A medida que se corrió la noticia, los granjeros se dirigieron apresuradamente al pueblo en sus tractores. La Alcaldesa, Rosa Pons, utilizó un megáfono para felicitarlos a todos. Anica Bordei, gerente del café, corrió hacia la calle en calcetines, aunque éstos tenían agujeros en los dedos. En lo que parecieron 20 minutos, los banqueros estuvieron presentes para recolectar los boletos y después llegaron los medios.
"Algunas de las mujeres hablaron de ir con la estilista", expresó Pons. "Pero la estilista también ganó. Y dijo, 'No voy a trabajar hoy'. Así que eso le puso fin a la idea".
Aún ahora, los residentes de Sodeto tienden a soltar una risita cuando cuentan la historia de dónde estaban cuando escucharon la noticia, y cómo estuvieron a punto de no comprar ningún boleto, o cómo la abuela de alguien tenía un "guardadito" de boletos en su bolsa.
El único residente que no ganó fue Costis Mitsotakis, realizador griego, quien se mudó al pueblito por el amor de una mujer. La relación no funcionó. Pero aún vive en Sodeto en un granero que está restaurando. De alguna manera las amas de casa que venden los boletos todos los años se olvidaron de él cuando pasaron casa por casa ofreciéndolos.
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