
De alguna manera, la puerta, que debería haber permanecido cerrada mientras la lavadora estaba funcionando, se abrió. Lo siguiente que recuerda la madre de Lewis es oír los gritos de su hijo que se agitaba de dolor. "Había sangre por todas partes", y cuando le preguntó a Lewis qué había pasado le contestó que su brazo daba vueltas y vueltas y vueltas, entonces se golpeó la cabeza y el brazo cayó. "Fue aterrador", apunta.
Cuando el pequeño llegó al hospital, donde permaneció ocho días, nada se pudo hacer por salvarle el brazo, arrancado por debajo del hombro.
Ha sido un duro golpe para toda la familia y la madre de Lewis todavía no puede creer que pudiera abrir la puerta de la lavadora, alquilada, con tanta facilidad. En estos momentos, el electrodoméstico está siendo analizado como parte de la investigación.
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