El elegante caballero que posa detrás de Jacques Chirac y François Miterrand en la celebración del 50 aniversario del final de la II Guerra Mundial era en realidad Claude Khazizian, un francés jubilado con delirios de grandeza y una indudable habilidad para sortear controles de seguridad.
Durante la década de los noventa este antiguo trabajador de la lotería francesa se convirtió en un habitual en toda clase de actos oficiales, cumbres europeas o festivales de cine.
Cuenta le leyenda que Miterrand, Helmut Kohl y compañía se habituaron hasta tal punto de la presencia de este elegante y educado caballero que acabaron tomándole como uno de los suyos, aunque ninguno tuviera ni pajolera idea de dónde caía la república caucásica de la que decía proceder.
El gran momento de Khazizian llegó en 1995, gracias a esta foto que dio la vuelta al mundo y no por la presencia de los consabidos mandatarios de la época sino por el intruso, el caballero de la corbata roja a quien ‘Le Monde’ etiquetó como ‘Claude X’.
Según contó posteriormente el impostor a los periódicos franceses: “Me acerqué en metro al Elíseo con mi mejor traje y entré junto a presidente de Armenia. Una vez que entras en estos lugares nadie se atreve a preguntarte quién eres; todos piensan que eres un pez gordo”.
De la misma guisa, con su traje de las mejores ocasiones, Khazizian logró colarse en la recepción que organizó la Embajada de España en París para celebrar el quinto Tour de Francia logrado por Induráin en 1995.
Las cámaras de la televisión inmortalizaron a aquella ‘alta personalidad’ que departía alegremente con una exultante infanta Elena, que invitó personalmente al jubilado francés cuando se conocieron en el Elíseo, según contó en la revista francesa VSD:“La joven dama que estaba sentada junto a mí era encantadora. Me invitó a la Embajada de España para celebrar el triunfo de Induráin. Antes de subirme al coche con ella le pregunté: “¿Quién es usted?”. “Soy la infanta de España, la hija del Rey”.
Otro de los ‘grandes éxitos’ de Kahzizian tuvo lugar años después, cuando compartió coctel de gambas en el Festival de Cannes con Sharon Stone y Michael Douglas.
Pero todo tiene un principio y un final, así que al impostor se le acabó el chollo cuando se infiltró en la boda del príncipe Joachim de Dinamarca por encargo de un tabloide local.
Khazizian acudió de riguroso chaqué y cámara oculta al enlace, pero algunos invitados se olieron la mentira y denunciaron al francés, que acabó pasando la noche de bodas en comisaría.
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