Final feliz para una historia terrible. Alannah Shevenell de nueve años sufría una rara forma de cáncer muy agresiva que afectó la mayoría de sus órganos abdominales. Los médicos de Boston, EEUU decidieron trasplantarle el esófago, el hígado, el estómago, el bazo, el páncreas y el intestino delgado. Este miércoles, después de tres meses de odisea, la pequeña ha dejado el hospital y ha vuelto a casa.
Alannah Shevenell fue sometida a un trasplante múltiple el pasado 28 de octubre. La intervención, la primera de su tipo, duró 14 horas y fue realizada en el Hospital Infantil de Boston.
Alannah apenas puede recordar cuando comenzaron sus interminables visitas al hospital. Tenía cuatro años cuando le diagnosticaron un raro tumor miofibroblástico.
Su vida fue entonces un infierno de incómodas pruebas, tubos y agujas, según publica ' The Boston Globe'.
Los médicos pensaron en cortar el tumor en partes para limitar su tamaño, pero volvía y serpenteaba hasta el esófago.
La quimioterapia no dio apenas resultados, mientras el tumor seguía creciendo y retorciendo los órganos internos hasta dañarlos de forma irreversible.
Pasaba el tiempo y el futuro parecía cada vez más negro. Los oncólogos se quedaron sin opciones de tratamiento.
La abuela se sentó con los psicólogos y los expertos en fin de vida para prepararse a enfrentar los últimos meses de la niña. Era julio de 2010.
Sin embargo, uno de los cirujanos vio la posibilidad de un trasplante y abrió una puerta a la esperanza. La salud de la niña había empeorado y el tumor había crecido casi hasta su pecho.
En octubre pasado, encontraron un donante apropiado y los médicos realizaron la difícil operación que salvó a Alannah.
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