Como un interesante presagio de lo que pronto será nuestra familiaridad con los robots, estudio comprueba que en la actualidad un bebé percibe a un robot amigable como si fuera un humano
¿Te gustaría que un robot cuidara a tu bebé? Un estudio realizado por la Universidad de Washington nos ha acercado a esa posibilidad en un futuro cercano. De acuerdo con pruebas realizadas por el Instituto del Aprendizaje y las Ciencias cerebrales de esta universidad, actualmente un bebé de 18 meses no distingue a un robot metálico de un humano mientras el androide se muestre amigable. Lo interesante de este descubrimiento es que más allá de la “materia prima” con la que el “otro” esta formado, el bebé, con una conciencia aún no maleada y sin una rígida agenda de prejuicios culturales, determina su criterio de acuerdo a la calidad de la interacción social y no a las características físicas de su interlocutor.
Pero además de este gesto que resulta la némesis de la postura racista o clasista, altamente popular entre los adultos, también resulta interesante el nivel de familiaridad que los bebés de la actualidad pueden manifestar frente a una figura robótica. No es difícil suponer que su información genética ya esta en buena medida alimentada por al menos un par de generaciones que han convivido con la figura de un robot a través de la cultura popular: juguetes, películas, narrativas literarias, entre otros.
En síntesis, este nuevo estudio nos deja dos reflexiones potenciales: la primera es que la calidad humana depende de la calidad de interacción que ofrece esa persona, más allá de su aspecto o de cualquier otro rasgo físicamente perceptible, y la segunda, que la próxima nana de tu bebé podría ser un simpático androide llamado “Morphy El Robot”.
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