La contemplación de una bella obra de arte puede estimular el flujo sanguíneo en la parte del cerebro relacionada con el placer y equivale a la sensación de estar enamorado, según un estudio británico.
Las obras de arte consideradas de mayor belleza, como pueden ser las del paisajista inglés Constable, el neoclásico francés Ingres o el italiano Guido Reni, provocan el mayor estímulo placentero.
Por el contrario, obras maestras de otros artistas como El Bosco, Honoré Daumier o Quentin Massys, que representan a personajes feos o caricaturescos, apenas estimulan el flujo sanguíneo.
"Quisimos ver qué ocurre en el cerebro cuando se miran pinturas hermosas", afirma el profesor Semir Zeki, experto en neuroestética del University College de Londres, citado por The Sunday Telegraph.
"Descubrimos que cuando se contempla una obra de arte, ya sea un paisaje, un bodegón, un retrato o un cuadro abstracto, se produce un estímulo en la parte del cerebro relacionada con el placer", explicó.
El equipo dirigido por Zeki sometió a observación con un escáner a decenas de personas sin especiales conocimientos artísticos, porque creyeron que serían las menos influenciables por las corrientes actuales.
Los escáneres midieron el flujo sanguíneo en la corteza orbitofrontal medial, la parte del cerebro asociada al placer y al deseo, y permitieron descubrir que la belleza artística produce una sensación placentera inmediata.
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