Teherán, Irán.- El fiscal general de Teherán, Abas Yafarí Dolatabadí, aseguró hoy que la aplicación de la pena contra un hombre condenado a quedarse ciego por desfigurar la cara a una mujer con ácido fue aplazada debido a las dudas de la víctima, y no a la presión de los medios.
En declaraciones divulgadas por la agencia de noticias estatal Irna, el responsable judicial dijo que la víctima, Amaneh Bahramí, de 28 años, expresó su temor a que pudiera causarle más heridas que las debidas.
"En el momento en que la Fiscalía anunció que no se aplicaría la sentencia, estallaron los rumores y los medios de comunicación extranjeros afirmaron que se debió a una entrevista de Amaneh con un medio", explicó.
Pero lo cierto es que "la aplicación de esta sentencia requiere disposiciones médicas especiales ya que una persona se debe cegar a otra y la retribución debe ser igual".
"Aplicarla no es como encarcelar a una persona... En el proceso se observó que el ejecutor no era capaz de hacer lo que se debía porque temía perjudicar más (de que lo que se debe) al condenado. Por ello se detuvo el proceso y se pospuso para mejor ocasión", agregó.
La versión contradice el testimonio de la familia del agresor, Mayid Movahedi, que aseguró el sábado que las autoridades le habían indicado que la aplicación de la sentencia se suspendió debido a la cantidad de prensa que se había agolpado ante la puerta del hospital judicial.
El suceso se remonta a 2004, año en el joven, de 29 años, arrojó ácido sulfúrico sobre el rostro de su compañera de clase Amaneh, al parecer porque ésta había rechazado sus insistentes propuestas de matrimonio.
En 2008, un tribunal condenó a Movahedi a recibir diez gotas de la misma sustancia en cada ojo, en aplicación de la antigua ley de las "Ghesas (o ley del talión), que contempla la jurisprudencia islámica iraní.
La pena debe ser aplicada por la propia Amaneh, quien el martes declaró al diario local "Arman" que estaría dispuesta a ceder a cambio de dos millones de euros.
Mohavedí, que se haya en prisión, reconoció haber cometido el crimen por amor y aseguró, "cuando le pedí la mano me dijo que iba a casarse con otra persona y yo pensé arrojarle el ácido en la cara para que su novio la dejara".
Amaneh viajó hace meses a España para intentar salvar la visión de uno de los ojos, pero los médicos que la atendieron en Barcelona no pudieron evitar que pase la vida entre tinieblas.
"No es una cuestión de venganza. Quiero que sepa qué es lo que estoy sufriendo. Pero también quiero que sirva de ejemplo para que otras chicas no sufran el mismo martirio", explicó entonces la joven a la prensa.
Organizaciones internacionales de derechos humanos como Amnistía Internacional (AI) ha instado a no ejecutar una sentencia que considera inhumana y cercana a la tortura.
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