Rob Summers, estadounidense de 25 años, quedó paralítico en 2006 tras ser atropellado por un coche. Ahora puede volver a ponerse de pie y dar algunos pasos con ayuda gracias a la estimulación eléctrica de su médula espinal.
Asegura que es "el sentimiento más increíble". Ha recuperado la movilidad voluntaria de sus dedos gordos, sus caderas, sus rodillas y sus tobillos, y es capaz de caminar en una cinta con apoyo para los brazos, según publica la revista médica Lancet.
Sin embargo, algunos expertos advierten que esto no debe interpretarse como una cura.
Rob era un entusiasta deportista. Jugaba en un equipo de béisbol que ganó el torneo College World Series en 2006.
Sin embargo, el verano de ese año resultó herido en un arrollamiento y sufrió importantes daños en su columna vertebral. Desde entonces, los mensajes que el cerebro envía a través de la médula fueron bloqueados y él quedó paralítico.
"Ninguno podía creerlo"
Rob entrenó diariamente para lograr estar de pie, mover sus piernas y caminar, mientras su médula recibía impulsos eléctricos.
En cuestión de días pudo ponerse de pie sin agarrarse a nada. Después logró controlar sus piernas y caminar, con ayuda, durante cortos periodos de tiempo.
"Ninguno de nosotros podía creerlo", dijo Reggie Edgerton, de la Universidad de California. "Yo tenía miedo de creerlo", añadió.
Rob también recuperó otras funciones como el control de la vejiga, el intestino y la presión arterial.
Lo describió como un "largo viaje de muchas horas de entrenamiento" que, aseguró, "ha cambiado completamente mi vida".
Y agregó: "Para alguien que durante cuatro años fue incapaz de mover siquiera un dedo del pie, tener la libertad y la capacidad de estar parado por mi cuenta es la sensación más increíble".
"No es una cura"
El estudio probó que la estimulación eléctrica funcionó con una persona. Otros cuatro pacientes recibirán ahora ese tratamiento para comprobar si también resulta en ellos.
Geoffrey Raisman, del Instituto de Neurología del University College de Londres, dijo: "Este es un caso interesante y proviene de uno de los grupos de trabajo líderes en el mundo. Sin embargo, la repercusión que tendrá en una mejora futura y sostenida de los tratamientos es algo que no puede juzgarse sobre la base de un solo paciente".
"Desde el punto de vista de las personas que sufren alguna lesión de médula espinal en la actualidad, ensayos futuros pueden aportar otro enfoque para obtener un beneficio. No es y no pretende ser una cura", sostuvo el experto.
La doctora Melissa Andrews, del Centro de Reparación Cerebral de Cambridge, dijo que aunque el estudio es "un poco asombroso" no se debe decir que es una cura.
"Creo que la gente necesita leer esto y ver que la posibilidad está ahí pero puede que no esté disponible mañana mismo. Es lo más cercano (de una cura) que hemos visto y la mayor esperanza en este momento", apuntó.
Susan Harkema, que formó parte del experimento en la Universidad de Louisville dijo que "realmente es importante tener claro que todavía no está en el ámbito de un ensayo, pero seguid atentos porque vamos a aprender más y más cada día".
Rob cree que su historia es un mensaje de esperanza a los que están paralíticos y sobre la opción de volver a caminar dijo: "Lo veo como una importante posibilidad".
TABLITA:
¿Cómo funciona?
En la mayoría de daños espinales sólo una pequeña parte del tejido resulta dañado, y muchas células nerviosas siguen sanas.
Los investigadores dicen que esas células reciben las señales de las piernas y responden de forma automática. Eso es lo que permite a una persona sana estar parada o caminar sin pensar en ello de forma consciente. Es en ese proceso donde los médicos focalizaron su experimento.
Tras el daño medular, esas células necesitan ayuda, en este caso en forme de una estimulación eléctrica muy precisa.
Se imita el mensaje que envía el cerebro para iniciar el movimiento y cambia el estado adormecido de la médula espinal de manera que puede "esuchar" la información que llega de las piernas y responder. Los investigadores dicen que esto, acompañado de ejercicios de rehabilitación intensivos, es lo que permitió a Rob caminar en una cinta y agarrado en la barra.
Los expertos reconocen que no tienen "ni idea" de cómo el cerebro pudo volver a tomar el control sobre el movimiento de los dedos de los pies, las rodillas y las caderas.
Especulan con la hipótesis de que algunas células nerviosas reaccionan y son reactivadas o quizás se crean otras nuevas que permiten a los mensajes cerebrales pasar a través de la médula espinal.
Summers dijo que su caso envía un mensaje de esperanza a otros paralíticos.
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