viernes, 12 de agosto de 2011

Crean piel artificial electrónica

Un equipo de ingenieros y científicos desarrollaron una piel artificial electrónica: un circuito eléctrico que, pegado a la piel con un adhesivo transparente, es capaz de medir el ritmo cardiaco y otras constantes vitales, informó la revista Science.
Cargado de diferentes tipos de sensores, el parche de piel artificial, que se pega a la natural como un tatuaje temporal, se ha ensayado con éxito para medir la actividad eléctrica del corazón, del cerebro y de músculos.
Su aplicación para sustituir los incómodos electrodos y cables que se utilizan para el diagnóstico y seguimiento cardiaco parece evidente, pero las puertas que abre esta nueva piel artificial electrónica son enormes
Los investigadores apuntan, por ejemplo, que podrán construir sensores para medir la actividad cerebral en condiciones normales, sin recurrir a los aparatos equipos que se utilizan ahora, lo que permitirá investigar realmente cómo funciona el cerebro cuando la persona hace su vida normal.
También se podrían hacer pieles sensibles para prótesis de extremidades amputadas o transmisores que, pegados a la garganta, faciliten la comunicación de personas con lesiones que limiten su capacidad de hablar. El dispositivo también podría ser utilizado potencialmente como una venda electrónica para acelerar la curación de quemaduras, heridas y otros daños en la piel.
“Nuestro objetivo era desarrollar una tecnología electrónica que se integrase en la piel de forma que fuera mecánica y fisiológicamente invisible para el usuario”, apunta John A. Rogers, profesor de ingeniería en la Universidad de Illinois, quien diseñó el dispositivo junto con su equipo.

Propiedades
La piel artificial integra una solución de dos mundos contrapuestos: la rigidez y dureza habituales de los objetos electrónicos y la elasticidad y la ligereza de los biológicos.
Esta piel electrónica es cómoda, fácil de usar y eficaz, gracias a sus propiedades mecánicas que se adaptan bien a la piel natural, por lo que resulta cómoda para la persona que la lleva pegada, en comparación con los aparatosos electrodos recubiertos de gel habituales.
Tiene el grosor de un cabello humano y está hecha fundamentalmente de un polímero con flexibilidad similar a la de la silicona de las fundas de los pequeños aparatos electrónicos. La estructura de capas permite integrar componentes electrónicos, bobinas, semiconductores y aislantes, antenas inalámbricas e incluso minipaneles solares.
Los filamentos tienen una configuración de serpentina de manera que se estiran y arrugan (como la piel natural) sin resultar dañados. Los parches de esta piel se adhieren al cuerpo sin pegamento alguno, sencillamente por la atracción natural de moléculas de la misma sustancia, y parecen tatuajes temporales (incluso se puede esconder bajo uno). Y se pueden poner en cualquier parte del cuerpo sin producir irritaciones de la piel.
La piel ha sido probada en voluntarios y han comprobado que funciona 24 horas o más en el brazo, en el cuello, en la frente, en las mejillas y en la barbilla.
En sus experimentos registraron la actividad eléctrica generada en los músculos de las piernas y luego comprobaron que las señales captadas con la nueva piel coincidían con las tomadas simultáneamente mediante equipos convencionales de electrodos

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