miércoles, 13 de julio de 2011

Los Ángeles espera su "Carmageddon"

Los Ángeles espera su Carmageddon: una suerte de apocalipsis automovílistico, que ocurrirá este fin de semana en una ciudad eminentemente "carro-dependiente".
Pero a diferencia de los trágicos fines del mundo sin fecha cierta, esta profecía ha sido cuidadosamente planificada: será el momento en el que se cierre una porción de la autopista interestatal 405, una de las principales arterias de entrada a la ciudad, para efectuar tareas de reconstrucción.
Tendrá, como las versiones sobre el fin del mundo que imagina Hollywood, su buena cuota de destrucción, ya que una parte de la carretera elevada será demolida, a la altura del puente sobre la mítica calle Mulholland Drive, inmortalizada en cuadros, canciones y hasta un film homónimo del director David Lynch.
Allí están construidas algunas de las casas más lujosas de esta zona, pero los afectados por esta hecatombe vial no sólo serán los vecinos: la 405 ostenta, desde 2008, el título de la carretera con mayor tránsito en Estados Unidos, según registros del Departamento de Transporte de California.
Cada día, casi 300.000 autos transitan aunque sea una porción de esta freeway, como llaman a las autopistas en esta ciudad, mientras que los fines de semana el número se eleva a medio millón.
Frente a los constantes atascos, las autoridades han decidido remozar rampas y salidas, agregar carriles y reparar asfalto, en un proyecto que insumirá unos US$1.000 millones.
A Los Ángeles, una de las ciudades con peores índices de congestión vehicular del país, no le gusta que se altere su rutina, aún cuando ésta incluya circular con el carro pegado al paragolpes del de adelante.
Por eso muchos aquí avizoran caos completo: "un inminente desastre", escribió un columnista de la prensa local.
Desde el gobierno, también lo anticipan: a los letreros luminosos de "Aquí se esperan grandes demoras el 16 y 17 de julio", apostados al costado de muchas calles, se ha sumado el consejo del supervisor del condado, Zev Yaroslavsky, quien pidió a los habitantes que simplemente "ahorren gasolina y se queden en su casa".

Automóviles y negocios
Los medios locales han bautizado al cierre de la autopista con un nombre que ahora está en boca de todos los angelinos. Carmageddon, lo llamaron, inspirados por un controvertido videojuego de combate entre vehículos, que derrocha violencia y sangre y que incluso fue prohibido en algunos países tras su lanzamiento, a fines de la década del ’90.
En la saga de Carmageddon, se habla de un "Carpocalypse", un apocalipsis motorizado que, como un juego, muchos anticipan para la ciudad californiana.
Más allá de los juegos de palabras y los atascos monumentales que se anticipan, las obras en la carretera interestatal –unos 15 kilómetros de ella, en rigor, entre las colinas de Hollywood y Santa Monica, hacia el oeste- tendrán otras consecuencias no deseadas.
En pleno receso veraniego, hay quienes se han visto obligados a repensar vacaciones para las cuales ya tenían reservas o bien a emprender el viaje a paso lento por caminos alternativos.
Otros, como los administradores del Centro Getty de arte, han decidido cerrar las puertas y afrontar las pérdidas, antes que esperar una cantidad de público mínima.
Según Melissa Abraham, portavoz del museo, el fin de semana de mediados de julio es "uno de los más concurridos" por el 1,2 millón de visitantes que reciben anualmente.

Paliativos
Pero la ciudad no se ha quedado solamente refunfuñando: se han creado, más bien, toda clase de paliativos.
Como una aplicación gratuita para celulares, que alertará sobre el estado de las calles minuto a minuto con las actualizaciones que aporten de los mismos conductores, o la cuenta de Twitter @BeatCarmageddon, que promete disparar alertas en 140 caracteres durante las 53 horas que dure el cierre.
Tanto, que las compañías de telefonía móvil esperan un aumento notorio en el uso de sus redes y a nadie parece importarle mucho recordar la prohibición de usar teléfonos mientras se está detrás del volante.
Como incentivo para dejar el auto en casa, empresas de buses proponen una "oferta Carmageddon", con boletos reducidos y conductores experimentados para sortear las calles internas, y otros autobuses y trenes funcionarán de modo gratuito.
Hay quienes planean incluso acampar en el aeropuerto, cuyo acceso estará complicado: dormir sobre el piso puede resultar una mejor opción que perder un vuelo por culpa del tránsito.
Otros han entendido la contingencia como una oportunidad. Como el Centro de Convenciones de Los Angeles, que ideó una campaña vía Twitter por la que estará enviando 405 sugerencias para quedarse en la ciudad y disfrutarla desde otra perspectiva.
En la zona más afectada, desde el Valle de San Fernando hasta Santa Mónica, los comerciantes también han encontrado formas creativas de hacerle un guiño a la carretera 405.
Una tienda deportiva, por ejemplo, ofrece descuentos de 40,5% para incentivar las ventas de lo que se anticipa será un fin de semana de ganancias magras.
Varios centros comerciales ofrecen estacionamiento gratis, descuentos o regalos para que los vecinos puedan llegar, a falta de visitantes de barrios más lejanos, y hasta algunas peluquerías tienen promociones "2x1" para que sus salones no queden vacíos sin remedio.
Sin embargo, muchos preferirán quedarse en sus casas. La TV o las muy californianas "pool parties" para aquellos que tienen piscina suenan más tentadoras que salir bajo el sol rabioso a quedarse varado en un auto hasta perder la paciencia.
Nadie sabe exactamente el alcance que tendrá esta clausura, pero lo cierto es que la 405 les ha dado a los angelinos mucha letra para hablar de una de sus obsesiones favoritas: el tránsito. Algunos quizás se atrevan incluso a… caminar, un deporte que es ajeno a la rutina de muchos locales.

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