México, DF.- Un día antes de que se publicaran los resultados del Concurso de Ingreso a Bachillerato, Guillermo Careaga Lima se enteró que había sido el mejor.
Facebook le dio la noticia. Uno de sus amigos le escribió que había sido el único en fallar sólo una de las preguntas del examen; eso lo convirtió en el puntaje más alto.
De los 310 mil 16 adolescentes que resolvieron el cuestionario de 128 reactivos, Memo fue el único que obtuvo 127 respuestas correctas para competir por un lugar en uno de los bachilleratos de la zona metropolitana de la Ciudad de México.
Pero los puntos obtenidos para el joven de 15 años no significan una calificación de diez, sino el inicio de su futuro en la UNAM para convertirse en licenciado de Ciencias Forenses.
“Sí me dio gusto ver que había logrado el mayor puntaje, pero mi mamá me dijo que eso apenas es el principio y que implica exigirme más”, confesó el próximo alumno de la Preparatoria Nacional No.6 Antonio Caso.
El examen en general lo sintió sencillo, en especial las preguntas de sus materias favoritas: historia, biología y química; el problema surgió en la sección de física, donde titubeó y está convencido que ahí tuvo la respuesta incorrecta.
“Cuando salí del examen estaba seguro de que me iba a ir bien, fue fácil y con un primo que también concursó comparamos respuestas y ahí fue donde confirmé que me había equivocado en una pregunta de física”, relató.
Guillermo no recuerda lo que ese reactivo le pedía responder, pero comentó que en esa sección del examen no sintió la seguridad que tuvo al responder el resto de las preguntas, y aunque no sabrá cuál fue el error que cometió, está contento de haberse quedado en el plantel de su elección.
Americanista de corazón y apasionado de la historia, Memo Careaga se considera un joven como los demás, ni superdotado ni el matado de la clase.
“Soy inteligente, pero soy muy flojo y me confío. Cuando aprendo algo y lo entiendo bien no me pongo a estudiar horas, pero sé que eso no está bien”, reveló entre risas el futuro puma.
Entrevistado por Excélsior, comentó que antes del examen enfrentó un dilema, o seguía en el equipo de futbol de la secundaria o entraba al curso de preparación para el concurso de ingreso al bachillerato que realiza la Comisión Metropolitana de Instituciones Públicas de Educación Media Superior.
“Dos meses antes del examen tuve que dejar el equipo para meterme a un curso de preparación, porque si no me concentro en algo no le echo ganas, me confío de que sí sé y eso es lo que me afecta”.
Su mamá, Marisela Lima, está orgullosa de que su hijo haya sido el concursante con el puntaje más alto, pero aclaró que en este caso no hay calificación ni diploma, sólo el privilegio de que sus conocimientos lo ubicaron en la escuela que deseaba.
“Memo es un chico sano, le gusta el futbol y va a fiestas. Nunca ha sido un estudiante de puros dieces, porque es un poco flojo, pero es de muy fácil aprendizaje. Cuando lee y se aplica entiende las cosas muy rápido”, relató la señora Lima.
Orgullosa del resultado que logró su hijo, afirmó que a diferencia de lo que la gente pudiera imaginar, “Memo no tiene nada de nerd ni matado, es un niño como los demás, al que le gusta la historia al igual que el futbol y que le va al América”, relató, añadiendo que esto último es lo que no comparte con su hijo, que le vaya a las Águilas.
Guillermo salió de la escuela Tomás Alba Edison, ahí pudo haber continuado el bachillerato, pero “la economía no alcanza para tanto”, confesó su mamá, quien además confía en que en la preparatoria de la UNAM le irá muy bien, porque la licenciatura que él quiere estudiar tiene poco de haberse abierto y “ahí está su futuro”.
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