viernes, 29 de julio de 2011

Winston Churchill y el paparazzo misterioso

En 1911, una revista de la época publicó las fotos del primer ministro británico más conocido, Winston Churchill, y su mujer, en traje de baño, en una playa francesa. ¿Quién fue el misterioso paparazzo que las tomó?
Olvídese de Brad Pitt y Angelina Jolie.
Cuando se trata de vender revistas, David Beckham y su mujer no le llevan la menor ventaja a la pareja británica de hace 100 años: Win y Clem.
Reverenciado, años después, como el gran primer ministro del Reino Unido, Winston Churchill tuvo, por unos cuantos y gloriosos días, el cuerpo más visto en una playa, en todo el imperio.
El entonces esbelto ministro del interior y su mujer, Clementina, figuraron en la portada de la que era la biblia de la sociedad de principios del siglo XX, la revista Tatler, en octubre de 1911, vestidos en traje de baño.
El político, a la sazón de 36 años, retozaba en la olas y remaba en canoa, junto a su "encantadora" esposa, de 26 años, y su amigo, el capitán Jarvis, mientras veraneaban en Dieppe, en el norte de Francia.
Tatler hacía alarde de tener un fotógrafo que poseía "el don de la ubicuidad" y que éste había "tenido la buena suerte" de poder captarlos con su lente, mientras jugueteaban en las heladas aguas del Canal de la Mancha.
El cuerpo de Winston Churchill fue lo más visto en el semanario de 1911.

Larga exposición
Churchill parecía no incomodarse por la atención de la prensa.
Tatler notó que los Churchill estaban disfrutando "alejados de los innobles trabajos de la multitud".
¿Es que había un traidor en el grupo de los Churchill?
"Las cámaras de mano ya eran de uso común en esa época", dice Colin Harding, curador de tecnología fotográfica en el Museo Nacional de la Prensa.
"Aparte de eso, también estaban adquiriendo velocidad. Ya no se trataba de alguien que ocultaba la cabeza bajo un paño negro, por varios minutos, para poder tomar una foto.
"En esa época, mucha gente debe haber tenido cámaras manuales en Dieppe, de manera que nadie se habría extrañado de encontrar a alguien tomando fotos en la playa.
"Las revistas como Tatler, que medraban con los chismes de la alta sociedad, a menudo les compraban fotos a sus lectores, de modo que no es irracional pensar que cualquier persona le haya podido tomar la foto a Churchill con una cámara manual.
"Incluso podría haber ido un amigo o un miembro de su propio partido."
Harding duda de que haya sido una maquinación de Churchill para realzar su imagen.
"La imagen codiciada por las figuras públicas en esos años era la de la responsabilidad y la respetabilidad. Alguien retratado retozando en las olas no presenta la imagen adecuada.
"Tal vez Churchill haya sido ingenuo. Un político moderno, más alerta respecto al poder de las fotografías, trataría de aparecer en público, durante sus vacaciones, pero en una situación perfectamente coreografiada."

"No lo más elegante"
"Las revistas como Tatler, que medraban con los chismes de la alta sociedad, a menudo les compraban fotos a sus lectores, de modo que no es irracional pensar que cualquier persona le haya podido tomar la foto a Churchill con una cámara manual."
Colin Harding, curador del Museo de la Tecnología Fotográfica
Durante las primeras décadas del siglo XX, Dieppe todavía estaba de moda, pero no era "lo máximo", en cuanto a destino para las vacaciones de las clases altas británicas.
Aunque estaba a sólo unas horas en el ferry, no era el lugar ideal para el descanso de alguien tan famoso como Churchill.
Sin embargo, John Walton, editor del Journal of Tourism History, dice "la mentalidad de los paparazzi" no estaba desarrollada entonces.
"No había tantas revistas ara surtir. Los políticos no tenían miedo de que empapelaran las páginas con sus fotografías como ocurre ahora".
La localidad deja perplejo a Walton, tanto como la fotografía.
"Dieppe era un balneario de clase alta en esos años, pero no era del mismo tipo que Biarritz, donde Eduardo VII era un asiduo visitante. Eso sí que era elegante y era donde se suponía que Churchill tenía que estar".

"Doloroso"
Algo de burla hay en Tatler, tal vez un doble sentido que satiriza el casi legendario deseo de Churchill de llegar a lo más alto en política
Mientras, en una imagen,sube con cuidado por una playa de piedrecilla en Dieppe, el pie de foto dice: "El escalador: el doloroso ascenso del ministro del Interior".
La revista de 1991 sigue siendo una curiosidad. Muestra una era antes de que los viajes de larga distancia fueran accesibles, incluso para los ricos.
También retrata una época de transición, cuando la fotografía de masas estaba comenzando, pero la manipulación de la imagen y el manejo de la publicidad eran desconocidos.
La revistas de fotos de hoy en día están dedicadas a esa creación moderna: la celebridad. Eso casi no existía hace cien años.

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