Un señor se va a una tienda a comprar un lorito y le pregunta al vendedor si el lorito sabía hablar, el vendedor le dice que sí y el señor compra al lorito. Al llegar a la casa el señor le dice al lorito:
- ¡Dime tío!
El lorito no respondía y él le vuelve a decir:
- ¡Dime tío!
Y no pasaba nada, y el señor decide darle golpes al lorito, pero nada que hablaba. Lo tira por la ventana y al otro día escucha una voz diciendo:
- ¡Dime tío!
El señor se asoma a la ventana y ve al lorito que tenía a un pollito agarrado por el cuello y le gritaba:
- ¡Dime tío!
Pero el pollito decía:
- Pío, pío, pío.
- El lorito lo empieza a golpear y le dice con "t" no con "p".
RONQUIDOS
- Doctor, en cuanto me duermo, empiezo a roncar.
- ¿Son fuertes sus ronquidos?
- ¡Sí!, mucho.
- ¿Y le molestan a su esposa?
- No estoy casado.
- ¿Así que duerme solo?, entonces no creo que eso sea un problema.
- ¿Que no es un problema? ¡Me han despedido de cinco empleos a causa de ello!
Una vez la mamá de Jaimito le dijo:
- Ve a la carnicería y cómprame 1 kilo de cochino.
Y Jaimito fue directamente.
Mientras él estaba esperando que el carnicero terminara con el otro cliente, Jaimito se metió el dedo en la nariz, cuando lo vio el carnicero le dijo:
- ¡Cochino!
Y Jaimito le contestó:
- ¡1 kilo!
ANIMALES
Estaban todos los animales de la selva reunidos ya que estaban pasando por una situación muy difícil, no tenían ni gota de agua. Sólo faltaba el rey de la selva por llegar, cuando llegó, ésta fue su resolución:
- Yo como el rey de la selva, decido que los dos animales más feos, se vayan en busca del agua para todos nosotros.
Y el mono que está colgado de una rama, mira de reojo al hipopótamo, y éste, con voz muy ronca le dice:
- Mono, no me mires, recoge las cubetas y, ¡vámonos!
ENVIDIOSO
Un niño llega a su casa y le dice a su mamá:
- Mamá, en la escuela todos me dicen que soy envidioso.
La mamá responde:
- Mándalos a todos a la punta del cerro.
- Ah, claro, ¿Por qué ellos sí y yo no?
CANIBAL
Una vez estaba el papá caníbal con su hijo, y el papá le pregunta a su hijo:
- ¿Gustarte el caldo de mamá, hijo?
El hijo le contesta:
- Sí, pero extrañarla
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