jueves, 28 de julio de 2011

La ciencia ficción y el futuro de las naves espaciales

En momentos en que se está creando la nueva generación de naves espaciales, cabe la pregunta de si la ciencia ficción puede servir de inspiración para sus diseñadores.
Generaciones de niños y hasta muchos adultos se han deleitado en aventuras de vuelos espaciales basadas en fantasías.
Y en todos ellos, desde películas como la Guerra de las Galaxias y Odisea en el Espacio y aventuras anteriores como las de Julio Verne y H. G. Wells, cómo lucen las naves espaciales ha sido un punto clave, mucho antes de que el primer transbordador fuera puesto en órbita.
Pero, dejando de lado a las novelas y películas de ciencia ficción, las ilustraciones de naves espaciales podrían tener un lugar en el mundo del diseño real de futuros cohetes.
Con frecuencia ha habido un área gris entre el mundo de las ilustraciones de naves espaciales y el del diseño real.
Chesley Bonestell, calificado con frecuencia como el padre del arte moderno del espacio, impactó significativamente no sólo en cómo se ilustraban estas aventuras, sino en todo el programa espacial de Estados Unidos.
El diseñador de cohetes y campeón de la exploración espacial alemán Wernher von Braun, que se inspiró en las obras de Verne y Wells, le encargó a Bonestell que ilustrara su concepto de los vuelos espaciales para una edición de 1952 de la revista Collier's Weekley.
Una combinación crucial

La combinación del conocimiento tecnológico de von Braun y la visión artística de Bonestell hizo que la ciencia espacial cobrara vida para el lector común y corriente.
Por supuesto que los votos y los impuestos que esos lectores comunes pagan eran necesarios para hacer realidad las ambiciones espaciales.
Ahora, la Asociación de Artistas de Ciencia Ficción y Fantasía premia los trabajos de la industria artística en el área de ciencia ficción.
Harry Lange fue un artista alemán que inició su trabajo como ilustrador de manuales de vuelo militar y lo contrataron para dirigir la sección de proyectos futuros de la NASA.
Lange y su equipo ilustraron las ideas de von Braun para promover su visión de una estación espacial de Estados Unidos. Y Lange terminó convirtiéndose de diseñador de producción de la película del director Stanley Kubrick "2001: Odisea del Espacio".
Por otra parte, es difícil imaginar que los diseños del artista británico Chris Foss -objetos de un reciente libro de carácter retrospectivo: Hardware: The Definitive SF Works of Chris Foss- crucen fácilmente la linea hacia el mundo real de los vuelos espaciales.
Foss creó ilustraciones inspiradas en Pablo Picasso y fue pionero de un nuevo estilo de arte espacial, en los que se destacaban naves gigantes y coloridas en paisajes espaciales caóticos.
Caracterizadas por símbolos misteriosos y patrones complejos, sus ilustraciones han dado vida a la literatura de ciencia ficción de diversos autores. También le encargaron trabajos para películas como "Alien, el octavo pasajero", "Superman" y "Dune," un filme de David Lynch rodado en EE.UU. en 1984.
Mirar películas como "2001: Odisea del Espacio" de Stanley Kubrick, influyó en el trabajo de Foss, como también lo hicieron los años de la Guerra Fría y zonas devastadas en la Gran Bretaña de la post-guerra.
"La gente estaba en busca de un nuevo tipo de explosión", dice Foss. "la gente quiere esperanza. Quieren algo en qué creer".
¿Es, entonces, descabellado imaginarse las naves espaciales de Foss, o las de artistas coloridos como él, infiltrando el mundo de los diseños reales como lo hicieron los de Bonestell?

Desafío
Quizás no, si la nueva era de naves espaciales financiadas con recursos privados tienen que granjearse apoyo del público como sucedió con von Graun y Bonestell.
El cierre del programa de transbordador espacial de EE.UU. presenta un nuevo reto para los ingenieros y diseñadores de naves espaciales, que bien podría beneficiarse de la colaboración con artistas.
Con las fuentes de financiamiento público restringidas, muchos tornarán hacia inversionistas privados para liderar el futuro de esas naves.
El objetivo de empresas como Boeing cada vez más será convencer a los consumidores de pagar por los vuelos espaciales. Como lo han hecho las aerolineas, tendrán que apelar a potenciales pasajeros y a inversionistas a fin de dar a conocer sus marcas y enfrentar a sus competidores.
"Una empresa que buscar atraer a pasajeros del gobierno y privados podrían lograr sus objetivos ofreciendo un diseño de naves espaciales que reflejen la visión único de ilustradores como Chris Foss", dice el experto en ciencia ficción Gary Westfahl.
Los diseños exóticos podrían jugar un papel similar al que tienen las insignias en el caso de las líneas aéreas, como los aviones con aspectos artesanales de Alaska Airlines o los tréboles de Air Lingus.
El objetivo es lograr el reconocimiento de la marca y cierto atractivo visual.
"Foss logró diseños de naves espaciales bellos no haciéndolos más aerodinámicos, sino utilizando colores fuertes", dijo Westfahl.
A algunos les podría parecer extraño que un empleado de la NASA como Lange pueda dar el salto de trabajar en un proyecto espacial hasta Hollywood y terminar con una nominación a un Oscar por la dirección artística de la película "El imperio ataca de nuevo".
Pero, según Eric Rabkin, profesor de inglés de la Universidad de Michigan y experto en ciencia ficción, hay una visión romántica de la exploración espacial.
Rabkin señala que esto se debe a que entra en el terreno de lo desconocido. Los trenes van por donde hay rieles y los aviones vuelan a donde pueden aterrizar.
"Las naves espaciales son románticas por excelencia porque pueden ir donde nadie ha llegado. Están asociadas con la libertad y la conquista", señaló Rabkin.

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