lunes, 25 de abril de 2011

humor chimuelo

GALLEGOS
¿Por qué los gallegos no andan en motocicleta?
Porque no le encuentran los pedales.
¿Por qué los gallegos no van al ejército?
Porque no hay cascos cuadrados.
¿Qué sale de un gallego y una pecosa?
Un dado.
¿Qué sale de un gallego y una pelirroja?
Un ladrillo.

PEDRO
En una ocasión cierto tipo de mi barrio participó en una de esas promociones de mercadotecnia, donde el premio era nada más y nada menos que un viaje a las Vegas. El tipo ganó el viaje y de regreso se encuentra un amigo y esta es la conversación:
- ¡Hola, Pedro! ¿Cómo te fue en el viaje?
- Fue maravilloso, hasta conocí un casino enorme, y aunque no me lo creas, quien juega en él, siempre gana.
- ¿Cómo es eso? ¿Todo jugador gana?
- Sí, sí, a mí me pasó, fíjate, en esas máquinas tragamonedas uno inserta la moneda y gana, inserta y gana, inserta y gana.
- ¡Si tú no me lo cuentas no lo creo!
- Claro, lo único es que no sé que voy hacer con tantas gaseosas.

CAPITAN
Un marinero viajaba con su capitán, y cuando ya estaban por llegar a su destino, el marinero insistió hablar con su capitán en el fondo del barco, el capitán al principio no quiso, pero el marinero insistió más y consiguió llevar a su capitán al fondo del barco, fue cuando el marinero le pidió permiso para que abandonará el barco antes de tiempo.
El capitán molesto le dijo:
- ¿Y para decirme esto me llevaste al fondo del barco?
El marinero le dijo:
- Lo que pasa es que me dijeron que usted es muy malo, pero que en el fondo es bueno.

NOVIOS
Le decía una amiga a la otra:
- Yo he tenido tres novios, Alberto, Rigoberto, Roberto.
- Los tres terminan igual, le dice la amiga.
Y contesta la otra:
- Sí, dejándome plantada.

MILANESA
Llega un señor a un restaurante de 5 estrellas, un mesero se acerca a pedir su orden y le dice:
Disculpe, ¿qué desea ordenar?
El señor responde:
- Una milanesa.
- ¿En qué termino?, dice el mesero.
Y el señor dice:
- No, si todavía ni empiezo.

SEÑORA
Un empleado al saber la noticia de que su patrón había muerto en un accidente en el trabajo, pregunta a sus compañeros quién le daría la triste noticia a su esposa. Al preguntarles, les indica que tienen que ser cuidadosos y sensibles al comunicar la mala nueva. Pepo, quien era graduado de sicología, se ofreció y rápidamente procedió a llamar a la esposa de su patrón:
- Ring, ring, ring...
- ¿Bueno?
- Hola, ¿se encuentra la señora Martínez?
- Sí, ella le habla.
- ¡Usted acaba de ganarse 2 millones de dólares!
- ¡Cómo! ¿Pero cómo así?
- Al convertirse hoy en viuda, la compañía de seguros de su difunto marido, acaba de recibir la autorización para emitir el pago.
- ¡No! ¡Dios mío!
- ¡Sí señora! ¡Ni yo mismo lo creo!





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