
La policía dijo que el niño llamado Ryan Stanten reenvió el mensaje, sin leerlo, a sus vecinos del barrio de clase media en el que habita.
El miércoles, una turba enfurecida saqueó la casa de Stanten y prendió fuego las pertenencias de su familia.
Las estrictas leyes contra la blasfemia de Pakistán ya han sido criticadas debido a su dureza.
Cuando alguien es acusado de blasfemia en Pakistán, tanto su familia como su comunidad son vulnerables a ataques de grupos de personas que se sienten ultrajadas por una supuesta ofensa a su religión.
Aunque no hay cifras oficiales exactas, se estima que más de un millar de personas han sido acusadas de blasfemia en el país desde 1984.
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