lunes, 26 de julio de 2010

PRIMERO HUMOR






ZURDO
- Óigame, ¿es el 12-12-12?
- No, aquí es el 21-21-21
- Perdone, es que soy zurdo.

MÉDICOS
Un día en el hospital despierta un paciente y al ver que le faltaba una pierna le dice al médico:
- ¡Doctor, doctor, no siento mi pierna!
A lo que el médico le responde:
- No va a poder, es que le hemos cortado el brazo.

LIMOSNERO
Dicen que una vez un limosnero estaba pidiendo limosna en la calle y de repente aparece un hombre que le dice:
- ¡No, no le doy limosna a los que piden en la calle!
Entonces, el limosnero le dice:
- Entonces, aquí tiene mi dirección para que me la lleve a mi casa.

LOBO
Iba el cazador caminando por el bosque cuando de repente escucha unos quejidos y el cazador empieza a buscar de dónde provienen, hasta que se encuentra al lobo tirado en el piso quejándose que le dolía el estómago.
El cazador le pregunta que por qué le dolía el estómago a lo que el lobo le responde:
- Porque me comí una Caperucita verde.

ABOGÁNGSTER
Un niño pregunta a su padre que es abogado:
- Papá, ¿Sabes cuánto es 2 más 2?
El padre responde:
- Depende hijo.
- ¿Depende de qué?
- Si es para pagar o es para cobrar.

LA MULITA
Pablito asistía a clases a una escuela en un pueblito de campo. Todas las mañanas la profesora preguntaba a sus alumnos:
- ¿A ver Pepito, en qué te viniste tú, hoy?
- Mi papá me vino a dejar en su tractor, señorita.
- ¿Y tú Juanito?
- Mi papi me vino a dejar en su camioneta.
Y así le pregunta a varios estudiantes, hasta que le pregunta a Pablito, el que con voz tímida responde:
- Me vine en mi mulita.
Entonces, el curso se lanza a reír a carcajadas. Al siguiente día pasa lo mismo, y Pablito se siente muy avergonzado.
Entonces, ese día cuando llega a su casa le pregunta a su mamá qué debía hacer, y la mamá lo aconseja.
Llega Pablito al otro día a la escuela y cuando le preguntan a él, responde con su inocente voz:
- En helicóptero.
- ¿Y dónde lo dejaste?
A lo que responde:
- Está allá atrás comiendo pastito.

LADRÓN
Un ladrón va a asaltar a un tipo y lo hace con unas pinzas de presión mordiéndole la panza fuertemente mientras el asaltado lleno dolor gritando dice:
- ¡Llévate todo, por favor toma mi cartera, ay, ay, qué dolor, pero no aprietes más las pinzas en mi panza, llévate todo mi dinero!
En lo que el ladrón agarra la cartera y el dinero afloja el alicate y se prepara para irse corriendo, pero el asaltado lo detiene y le dice:
- En el zapato hay $5 mil.
Y el ladrón dice:
- Y por qué me dices eso, yo no te iba a revisar el zapato.
- ¡Coño, para que te compres una pistola, que eso duele muchísimo!

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