Londres, Inglaterra (Agencias).- La mujer más gorda del Reino Unido está condenada a vivir postrada en una cama de un hospital hasta que su delicada salud aguante. Sharon, de 40 años de edad y madre de cuatro hijos, pesa 285 kilos y asegura que los médicos han dado su caso por perdido, "me han dejado morir".
Según informa el diario británico 'The Sun' los médicos del hospital Broomfield, en la localidad de Chelmsford (Reino Unido), donde la mujer permanece ingresada, aseguran que es demasiado grande para someterla a la cirugía que podría salvarle la vida.
Sharon pasa sus días postrada en una cama de hospital, especialmente reforzada para que pueda aguantar sus más de 280 kilos de peso. Ella sólo mide 1'52 metros y su peso somete a mucha presión a sus órganos vitales, como el corazón y los pulmones, por lo que tienen que usar una máscara de oxígeno que le ayuda a respirar.
Su marido, Taylor, no la abandona en ningún momento, y asegura que cuando se casaron hace 20 años su peso era normal. Según cuenta el diario británico, Sharon comenzó a comer para sentirse mejor después de sufrir una grave depresión tras tener a su primer hijo.
Su adicción a la comida se convirtió en una obsesión incontrolable y en el año 2007 los médico llegaron a darle pocos meses de vida, debido a sus 260 kilos de peso.
Ahora, Sharon denuncia que los médicos han descartado la cirugía, "me han dejado morir. Si yo fuera anoréxica obtendría la ayuda adecuada, pero nadie tiene simpatía por las personas obesas".
Según informa el diario británico 'The Sun' los médicos del hospital Broomfield, en la localidad de Chelmsford (Reino Unido), donde la mujer permanece ingresada, aseguran que es demasiado grande para someterla a la cirugía que podría salvarle la vida.
Sharon pasa sus días postrada en una cama de hospital, especialmente reforzada para que pueda aguantar sus más de 280 kilos de peso. Ella sólo mide 1'52 metros y su peso somete a mucha presión a sus órganos vitales, como el corazón y los pulmones, por lo que tienen que usar una máscara de oxígeno que le ayuda a respirar.
Su marido, Taylor, no la abandona en ningún momento, y asegura que cuando se casaron hace 20 años su peso era normal. Según cuenta el diario británico, Sharon comenzó a comer para sentirse mejor después de sufrir una grave depresión tras tener a su primer hijo.
Su adicción a la comida se convirtió en una obsesión incontrolable y en el año 2007 los médico llegaron a darle pocos meses de vida, debido a sus 260 kilos de peso.
Ahora, Sharon denuncia que los médicos han descartado la cirugía, "me han dejado morir. Si yo fuera anoréxica obtendría la ayuda adecuada, pero nadie tiene simpatía por las personas obesas".
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