"Mi partido es conservador pero este caso es diferente, se trata de un asunto legal. Y como autoridad no puedo brincarme la ley", Trinidad García, alcaldesa de Lázaro Cárdenas, Quintana Roo
En Quintana Roo, al sureste de México, no se permiten los matrimonios entre personas del mismo sexo… Pero tampoco están prohibidos.
El Código Civil del estado -donde se encuentra Cancún, el principal destino turístico del país- no define explícitamente el sexo de los contrayentes.
Gracias a este vacío legal, dos parejas gay se casaron hace unos días en Lázaro Cárdenas, un pequeño municipio campesino gobernado por el conservador Partido Acción Nacional (PAN), que reconoce al matrimonio sólo como la unión de un hombre y una mujer.
Es el segundo estado donde se realizan bodas homosexuales, además de Ciudad de México.
Los matrimonios sorprendieron a las autoridades estatales, de las que depende la oficina de Registro Civil. El secretario de gobierno, Luis González, dijo que revisará la legalidad de esas uniones. Pero los recién casados dicen que no hay vuelta atrás.
"Cumplimos con todos los requisitos, si fuera ilegal nos hubieran rechazado desde el primero momento", dice Patricia Novelo, quien se casó con Arely Castro, su pareja desde hace varios años.
"Las bodas son legales, no se pueden revocar", insiste.
Resquicios legales
Organizaciones que apoyan a lesbianas y gays celebraron las bodas, pues abre la puerta a que en otros estados del país se formalicen de la misma forma más uniones homosexuales.
Actualmente estos matrimonios sólo se permiten legalmente en Ciudad de México, donde también tienen derecho a la adopción.
Desde 2007, cuando se autorizaron las bodas gay en la capital mexicana, los congresos de 17 de los 32 estados promovieron reformas legales que los prohíben.
En Quintana Roo la enmienda legal se concretó en 2009, pero los legisladores no establecieron claramente que los matrimonios se forman por un hombre y una mujer, como sí ocurrió en otras entidades.
Los activistas gay sabían de ese vacío legal, pero hasta hace unos días no habían logrado aprovecharlo.
"Nos encontramos con mucha cerrazón, en algunos municipios ni siquiera nos entregaban las hojas de registro para iniciar los trámites", explica Sergio Monje, quien el pasado 28 de noviembre se casó con su pareja Manuel Reyes.
"Cumplí con la ley"
La historia cambió cuando se acercaron al ayuntamiento de Lázaro Cárdenas. En ese pequeño municipio las autoridades aceptaron sus argumentos legales.
"Decíamos que no estaba prohibido que dos personas del mismo sexo se casaran, porque la ley sólo habla de contrayentes", explica Monje. "Aceptaron que teníamos razón".
Es que no había más alternativa, dice la alcaldesa Trinidad García.
"Como presidenta municipal cumplí con la ley, como me correspondía hacerlo", cuenta.
Formalismos aparte, lo cierto es que la decisión de la alcaldesa incomodó a algunos miembros de su partido. Muchos se preguntan por qué autorizó una boda gay cuando el PAN se ha pronunciado en contra.
"Mi partido es conservador pero este caso es diferente, se trata de un asunto legal. Y como autoridad no puedo brincarme la ley", explica.
Mientras, algunos ven otra cara de la moneda. Empresarios y hoteleros creen que las bodas gay pueden ser un buen gancho para atraer visitantes, especialmente el llamado turismo gay que suele ser más generoso en sus consumos y gastos.
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