¿Al Señor le gustaría probar la sopa de cangrejo? ¿Le parece una ensalada de langostas y un delicioso crème brûlée de abejas de postre?
Cualquier persona que escuche estas opciones en un fino restaurante, saldría espantado. Sin embargo en la Comunidad Europea se está llevando a cabo un proyecto de más de 3 millones de euros para estudiar el valor nutricional de los insectos y la posibilidad de incluirlos en los menús.
Expertos en Bruselas, Bélgica, creen que los "bichos" pueden ser una fuente importantísima y casi vital de nutrientes que no sólo podría solucionar la falta de alimentos sino ayudar a salvar el medio ambiente.
La investigación es por demás seria, al punto que la agencia de control de alimentos de Gran Bretaña está involucrada para estudiar el asunto.
Los expertos aseguran que consumir insectos reduce los niveles de colesterol y no contribuyen a la acumulación de grasas, así como son una fuente perfecta de proteínas. ¿Qué dicen? ¿Se pedirían un coctel de grillos?
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