Si la moda no dura para siempre, ¿por qué la ropa sí? Eso mismo ha debido pensar la diseñadora estadounidense Sylvia Heisel y la firma Paper Nº9, que han tenido la original idea de crear una prenda que va cambiando a medida que la usas. La han bautizado como "Ready-to-wear-away", algo así como "listo para desgastarlo".
De esta forma, lo que al principio parece un vestido más, un tanto tosco (como ponerse "una funda de cuero" según algunos), va dando paso a un atrevido diseño capaz de sorprender al más puesto ("perdona, he notado que tu vestido se está cayendo a trozos ¿es por mi?"). No, es por la moda.
Paper Nº9 es una firma de ropa neoyorquina propiedad de la diseñadora Rebecca Cole Marshall, que trabaja (por sorprendente que parezca) con papel reciclado marrón, sí, de ese que se usa para las bolsas de algunos supermercados. A medida que el calor y movimiento corporal hace roce con el papel, éste se va desprendiendo estratégicamente por capas. "Cuanto más lo vistas, la prenda se irá volviendo cada vez más única" afirman desde su web.
Debajo de cada 'piel' del vestido hay escrita una frase célebre de grandes autores que abarcan desde James Joyce a Capote, pasando por Confucio o el mismísimo Dalai Lama, para acabar de aportar un toque intelectual y desviar miradas del (cada vez) más caído escote.
En palabras de su creadora, Sylvia Heisel, "la mayoría de la ropa está hecha para durar para siempre, pero nuestra vida y nuestros cuerpos no permanecen iguales; y la moda está constantemente cambiando". "Me encanta la idea de ropa que cambia a medida que la usas".
No hay mención alguna de cuánto durarán de media estos vestidos, aunque cabe esperar que dependa del ritmo, 'calor corporal' de cada persona y de sus ganas por llegar a casa sin haber mostrado las vergüenzas por exceso de descomposición.
El precio también es otra de sus incógnitas, ya que todavía no se ha puesto a la venta. En su tienda online (de momento) sólo tienen una muñequera de papel por 40 dólares, lo que hace suponer que el atrevido vestido desmontable sólo lo veremos en el armario de los más empedernidos 'fashion victims'.
Seguramente se trate de una idea que muchos adorarán y otros condenarán sin opción al perdón. Acostumbrados como estamos a que la ropa dure lo máximo posible hasta llegar a su inevitable fase final como pijama (o en el contenedor de ropa usada o trapos para limpiar la casa), choca pensar que estamos vistiendo una prenda cuya fecha de caducidad viene indicada en la etiqueta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario