
El paciente, cuyo nombre no se ha dado a conocer, lleva un par de años experimentando esta condición: siempre que pone un video de contenido sexualmente explícito, a los cinco minutos ya siente que la frente le explota y a los diez este dolor alcanza su pico más intenso.
El asombro de los doctores se debe en buena medida a que el ingeniero no cuenta con antecedentes familiares de migrañas u otras enfermedades afines que puedan explicar sus síntomas, además de que exámenes físicos y neurológicos practicados no revelaron nada fuera de lo normal.
Según los médicos, cabe la posibilidad de que los nervios del dolor que se encuentran en la cara y la mandíbula se vuelvan mucho más sensibles en el “estado altamente emocional asociado con ver pornografía”.
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