Poldi estuvo perdido 15 años y vivió en los bosques en el sur de Alemania. Regresará pronto a su hogar gracias a un tatuaje en su oreja.
En 1996 la dueña del gato Poldi lo reportó como perdido y un tiempo más tarde abandonó toda esperanza de encontrarlo.
Hasta que un santuario de animales en la ciudad de Munich la contactara con una buena noticia: tenía en su poder a Poldi.
El felino amarillo fue hallado en los bosques en los 30 kilómetros alrededor de la capital de Baviera.
El personal en el santuario dijo que fue capaz de identificar a Poldi por un número tatuado en la oreja.
Los gatos rara vez viven más allá de la edad de 15 años, pero en algunos casos han alcanzado los 30.
Flaco y desdentado
El rescate ocurrió después de que Poldi fuera visto echado en un tronco en un bosque cerca del pueblo de Aying, y Kilian Schoettel, de 19 de edad, pudiera atraparlo.
"Mi hijo se percató inmediatamente de que el animal era bastante viejo", dijo el padre del joven.
Kilian "sintió lástima por el gato porque ya no tenía dientes", explicó. También se le veía flaco y débil.
Eveline Kosenbach, del Santuario de Animales de Munich, dijo que el número del tatuaje aparecía en los registros de animales perdidos, lo cual permitió contactar a la propietaria de la mascota.
La dueña quedó "estupefacta" con la noticia, de acuerdo con Kosenbach.
"Simplemente ya no tenía ninguna esperanza" de recuperar a su gato.
La propietaria cree que Poldi escapó porque no se llevaba bien gato, manifestó Eveline Kosenbach.
Ahora espera poder reunirse con la mascota, la cual está recibiendo atención veterinaria por posibles trastornos en el hígado y de tiroides.
Y el interrogante es si el gato será capaz de readaptarse al ambiente doméstico.
El caso de Poldi, aunque excepcional por el número de años en que estuvo desaparecido, dista de ser único.
Hace poco, otro gato, Willow, fue reunido con su familia en Devon, Inglaterra, después de que un microchip -el sucesor del tatuaje en la oreja- permitiera identificarlo.
Willow estuvo cuatro años desaparecida.
Una vez de vuelta a casa, según le dijo su dueña, Cristel Worth, a la BBC, la gata se mostró al principio un poco tímida, pero "luego saltó a la cama y durmió pegada a mi vientre toda la tarde", una señal -asegura- de que el animal fue capaz de reconocerla.
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