
SIN PRISAS
Un señor llama a un médico:
- ¡Doctor!, si un día de estos usted va a pasar cerca de mi casa, visíteme, por favor, pero no quiero que usted dé un viaje sólo para eso.
- Está bien, pero como quiera, ¿De qué se trata?
- Bueno, a la mujer mía se le torció la mandíbula y tiene varios días que no puede hablar.
DENTISTA
Era una vez un señor que fue a una pelea de boxeadores y su asiento estaba al frente. Junto a él estaba un señor que a los dos jugadores les echaba porras. Llegó un momento en que el otro señor se fastidió y le pregunta:
- ¿Por qué le echa porras a los dos?
Y este le responde:
- ¡Porque soy el único dentista en este pueblo!
MENTIROSO
Un hombre se encuentra en la más absoluta miseria. Cuando en plena selva amazónica ve un cartel que dice: "Necesitamos empleado para la tala de árboles".

- ¿Tiene usted experiencia en este tipo de trabajo?
- Por supuesto señor, toda mi vida he talado árboles.
- Bien, dígame, ¿dónde ha trabajado?
- Pues, en el Sahara.
- ¿En el Sahara? ¡Pero si eso es un desierto!
- Si, ahora sí, ¡No sabe lo que nos costó talarlo!
CIGARRO
Un señor se entera que el tío de su amigo acaba de morir, por lo que va a su funeral, ahí encuentra a su amigo muy triste. El amigo se le acerca y le pregunta:
- Pero, ¿qué pasó? ¿de qué murió tu tío?
- ¡Por el cigarro!
- ¿De cáncer?
Y el otro responde:
- No, estaba en el avión, vio una película, y al terminar salió a fumar un cigarro...
PERICO
Estaba una vez un par de amigos platicando, uno de ellos le comentaba al otro:
- Sabes, me he sentido muy deprimido, he pensado incluso en el suicidio.
- Pero, cómo, si estás en la plenitud de tu vida.
- No lo sé, es que no tengo con quien platicar y me siento bastante solo.
- Lo que necesitas es eso precisamente, compañía.
El amigo que daba el consejo era dueño de una tienda de mascotas y le dice:
- ¿Por qué no te llevas uno de mis loros, son muy parlanchines y en unos días no te sentirás sin compañía?
- Me parece bien.
- Nada más que lo vas a tener que tomarlo tú mismo porque yo tengo que irme.
- Pero yo no sé nada de aves.
No creo que te confundas, no tengo tantos pájaros, adiós.
- Bueno, adiós.

- ¡Hola! ¿Cómo estás? ¿Cómo te ha ido con el perico?
- Pues bastante bien.
- ¿Ya te ha empezado a hablar?
- Pues hablar, hablar, lo que se dice hablar, no, pero vieras que atención me pone el condenado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario