
Más allá de la hazaña circense de simular la levitación, la obra de Li Wei es una reflexión sobre el artificio, la naturaleza de la realidad y el samsara (o ilusión que permea la existencia). Li mezcla espejos, andamiaje y demás trucos para lograr la simulación del vuelo místico (como aquellos monjes tibetanos que aparecen en los libros de Lobsang Rampa).
Hacedor de ilusiones, prestidigitador de la conciencia, Li trata de hacer que su obra tenga un efecto presencial de azoro e incredulidad –entre avatar, superhéroe e impostor.
¿Porque no pensar, siguiendo la frase pop estadounidense fake it ’till yo make it, que la iluminación está precisamente en la repetida y minuciosa simulación de la iluminación?
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