Cuando ingresó en el hospital hace dos meses, Kyle Johnson, de 25 años, tenía muy pocas posibilidades de salir adelante. Estaba en coma profundo tras un fuerte golpe mientras patinaba con su patineta. Se había partido el cráneo por varios sitios y tenía una hemorragia en el cerebro, según publica la cadena norteamericana Foxnews.com
Cuando la hemorragia se hizo incontrolable, los médicos del hospital de Utah en el que estaba ingresado decidieron someterle a una operación en la que le retiraron los dos lados del cráneo. "Se trata de una craneotomía bilateral descompresiva, algo que los médicos sólo hacen como última opción", asegura su médico.
Durante quince días, momento en el que la inflamación del cerebro comenzó a bajar y se cortó la hemorragia, el hospital guardó las dos partes del cráneo en un congelador cuidadosamente tratadas para poder reimplantarlas. Johnson permaneció en coma inducido todo este tiempo, y aún tardo una semana más en despertar tras la operación. Ahora, gracias al valor de los médicos, Kyle vuelve a hacer una vida normal.
Cuando la hemorragia se hizo incontrolable, los médicos del hospital de Utah en el que estaba ingresado decidieron someterle a una operación en la que le retiraron los dos lados del cráneo. "Se trata de una craneotomía bilateral descompresiva, algo que los médicos sólo hacen como última opción", asegura su médico.
Durante quince días, momento en el que la inflamación del cerebro comenzó a bajar y se cortó la hemorragia, el hospital guardó las dos partes del cráneo en un congelador cuidadosamente tratadas para poder reimplantarlas. Johnson permaneció en coma inducido todo este tiempo, y aún tardo una semana más en despertar tras la operación. Ahora, gracias al valor de los médicos, Kyle vuelve a hacer una vida normal.
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