Seúl, Corea (Agencias).- De entre todas las azafatas de Asia, las de la compañía Korea Air tienen fama de ser las más serviciales, sonrientes y bellas.
Miles de muchachas de Corea del Sur sueñan con trabajar algún día a bordo de un avión; en las últimas pruebas realizadas en la capital se presentaron 170 mil jovencitas para cubrir tan sólo 150 plazas.
Además de la altura y la belleza, las aspirantes tienen que saber caminar, dominar varios idiomas y, a poder ser, poseer una titulación en una universidad de prestigio.
Muchas prefieren el trabajo como camareras del aire antes que entrar a formar parte de las oficinas de cualquier gran multinacional.
En el país asiático existen incluso academias privadas donde cientos de jovencitas recién graduadas se preparan para las pruebas: aprenden a sonreír con suavidad, a mantener una postura graciosa, transmitir serenidad con sus gestos, inclinar la cabeza apropiadamente para atender al pasajero, etcétera.
La semana pasada subí por primera vez a un avión de Korean Air y el trato fue, ciertamente, exquisito, aunque no muy diferente al de otras compañías del continente.
Conozco gente que, si puede elegir entre varios vuelos, no le importa pagar un poco más con tal de viajar arropado por la amabilidad las muchachas coreanas.
Cuando preguntas en Seúl por qué tantas chicas quieren ser azafatas, las explicaciones son variadas.
Nadie hace referencia al salario, que no es superior a los que ofrecen otras líneas aéreas en otras latitudes.
Hay quien dice que trabajar como azafata en Korea Air es una oportunidad excelente para encontrar un marido rico y de "buena familia".
La explicación tiene sentido en el contexto del país. A pesar del enorme desarrollo económico que ha experimentado Corea en las últimas tres décadas, muchas mujeres con estudios abandonan sus carreras laborales tras contraer matrimonio, algo que también ocurre en Japón.
Para muchas surcoreanas, la calidad de vida dependerá más del marido que elijan que de sus logros profesionales.
Desde el punto de vista del hombre, casarse con una azafata es garantía de compromiso con una esposa bella, diligente, elegante y capaz de llevar la calma y la serenidad al hogar.
Las limitaciones que viven las mujeres en la sociedad coreana, aseguran otros, también enaltecen las posibilidades de un trabajo que permite cierta independencia, viajes por todo el mundo y una vida más activa y rica de emociones que la de las clásicas amas de casa.
La admiración por las azafatas coreanas es tal que muchos se quejan de que el tradicional espectáculo para ilustrar las medidas de seguridad antes de empezar el vuelo haya sido sustituido por un aburrido vídeo que se reproduce en las pantallas.
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