En Indonesia, se encuentra el volcán Kawah Ijen, a 2.600 metros de altura, coronada por una gran caldera y un lago de 200 metros de profundidad de ácido sulfúrico. El volcán emite gases a través del cráter, y los mineros locales han aprovechado esto para ganarse la vida.
Con piedras y tubos de cerámica tapan los cráteres, debido a esto se condensa en un líquido de azufre fundido de color rojo, que chorrea hacia abajo y se solidifica en azufre puro.
Los mineros sacan los trozos de azufre con barras de acero, desafiando a los gases y líquidos extremadamente peligrosos con una protección mínima.
Los mineros cargan todo lo que puedan llevar caminando varios kilómetros hasta la estación de pesaje.
Las cargas pueden llegar a pesar entre 45 y 90 kilos y un solo minero puede hacer hasta dos o tres viajes en un día. Al final de un largo día, los mineros ganan aproximadamente 20 dólares.
Con piedras y tubos de cerámica tapan los cráteres, debido a esto se condensa en un líquido de azufre fundido de color rojo, que chorrea hacia abajo y se solidifica en azufre puro.
Los mineros sacan los trozos de azufre con barras de acero, desafiando a los gases y líquidos extremadamente peligrosos con una protección mínima.
Los mineros cargan todo lo que puedan llevar caminando varios kilómetros hasta la estación de pesaje.
Las cargas pueden llegar a pesar entre 45 y 90 kilos y un solo minero puede hacer hasta dos o tres viajes en un día. Al final de un largo día, los mineros ganan aproximadamente 20 dólares.
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