miércoles, 9 de mayo de 2012

De indigente a ángel de LA

La mujer también creó una organización sin fines de lucro que busca ayudar a la gente desamparada que tiene mascotas

Los Ángeles, EUA.- Ella ve un poco de sí misma en cada persona. En la mujer que vive en su auto con un gato en sus brazos, en el joven delgado que duerme en el parque, con su tembloroso perrito chihuahueño de ojos grandes junto a su pecho.
Karen Hamza alguna vez se pareció a ellos. Era una mujer solitaria que vivía en un auto con un perro y, al igual que muchos indigentes, necesitaba que le tendieran más que una mano. Necesitaba saber dónde encontrar la mano que pudiera sacarla del desamparo.
"Cuando era indigente, no había nada para mí", dijo Hamza, una mujer de baja estatura con cabello largo y oscuro, y con algunas canas. "No sabía dónde encontrar bancos de alimentos o refugios".
Así que después de un año de dormir en su auto Acura Legend 1988, Hamza encontró un pequeño departamento al alcance del bolsillo en North Hollywood y se sentó a compilar "Una Guía de Recursos para los Indigentes en California y Estados Unidos".
Le tomó más de un año completar el libro de 112 páginas que incluye todo, desde dónde encontrar bancos de alimentos y comedores para pobres hasta servicios para mascotas y programas de salud mental por todo Estados Unidos.
"Sabía que había una necesidad ahí afuera", dijo. "Trabajé en ello sin parar. Sabía que era Dios quien me ayudaba, porque no podía hacerlo yo sola. Tenía que estar guiada por Dios".
Durante los últimos tres años, Hamza ha buscado a los indigentes de todo el Valle de San Fernando y en el centro de Los Ángeles, entregando los libros de pasta suave de manera gratuita para que pueden usar la información para encontrar servicios.
"La gente me dice que les ha ayudado a salir de las calles", comentó.
Mientras trabajaba en el libro, Hamza también creó Angel Hanz for the Homeless, Inc., una organización sin fines de lucro que busca llenar lo que ella percibió como un vacío en los servicios para la gente desamparada con mascotas.
Angel Hanz ayuda con todo, desde croquetas extras y encontrar refugios que acepten animales hasta grupos que reciben a perros y gatos.
Aproximadamente 4 mil 700 personas no tienen hogar en el Valle de San Fernando, de acuerdo con la Autoridad de Servicios para Desamparados de Los Ángeles, pero no existen datos sólidos sobre cuántos tienen mascotas.
Aunque algunos refugios permiten que animales de compañía y servicio permanezcan con familias y personas desamparadas, hay algunos requerimientos. La familia o individuo debe tener un certificado válido de su médico, terapeuta o trabajadora social que indique la necesidad de un animal de compañía, de acuerdo con el refugio L.A. Family Housing.
Pero Hamza no sabía acerca de tales refugios cuando estaba desamparada. Hamza vivía en su auto con su perro labrador, llamado Tippy, sin un lugar a dónde ir. Ella era una mujer soltera mayor de 50 años. Estaba desorientada, asustada y deprimida, según dijo.
"Cuando te quedas sin hogar no saben qué hacer", señaló Hamza. "Le dije a Dios, si no me ayudas a encontrar un lugar, me voy a matar. Fue devastador para mí. Tenía mucho miedo".
Hamza dijo que muchos indigentes simplemente no saben que algunos refugios sí permiten que conserven a sus mascotas, lo cual es la razón por la que se quedan en las calles.
"Sus mascotas son todo para ellos", indicó, recordando los largos días y noches de desamparo junto con Tippy. "A veces es lo único que tienen".
Un domingo reciente, Hamza organizó su evento mensual de información y donación en North Hollywood Park.
Los voluntarios que trabajaron con ella colocaron varias mesas con coloridas frazadas tejidas a gancho, lentes de sol, bloqueador solar, bolsas de artículos de aseo personal y ropa de mujer, así como galletas para perros, alimento para gatos, tazones de agua y hasta juguetes.
Pero últimamente, el trabajo de Hamza se ha vuelto un desafío. El Acura Legend 1988 en el que vivía, luego usado para transportar los artículos donados, recientemente se descompuso. Sin auto, dijo, batalla para recoger los donativos, o para visitar a los nuevos indigentes que podrían necesitan su libro, o las donaciones que ella recibe.
"Mi mayor temor es que la gente que llama para hacer donativos dejará de hacerlo, porque no puedo ir a recoger nada", expresó.
Confía en que una organización o alguien esté dispuesto a donar un vehículo.
"No quiero nada nuevo, o grande", dijo. "Sólo algo que sea seguro y en lo que pueda moverme".

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