Si tu mascota ha muerto y quieres tener un recordatorio, no se te ocurra incinerarla y guardar sus cenizas en un tarro. Con el tiempo se puede caer, enmohecerse o simplemente que te canses de tener el pote del café por en medio y lo tires. Lo mejor que puedes hacer es encargar a Skrekkogle, empresa noruega, que te haga un cuadro a partir de las cenizas y la foto que tu les envíes.
Evidentemente hay que tener en cuenta la relación entre la mascota y el cuadro; de un Spaniel puede salir un cuadro decente, pero de un San Bernardo vas a tener que hacer un tapiz, de un Chihuahua te va a salir una postal y de un periquito un sello. Sé coherente con tu pedido.
Pero que te den estas cosas hechas es tan impersonal como regalar dinero en una boda que, por cierto, es el mejor regalo que te pueden hacer. No digo que incineres tu mismo a tu mascota, ya que conseguir la gama completa de grises puede ser un poco complicado, sino que la empresa te envíe un juego completo de cenizas con las diferentes tonalidades y que tu mismo vayas creando el cuadro al estilo de colorear por número o de aquellos cuadros de nuestra infancia que estaban formados por una lámina adhesiva sobre la que presionabas un polvillo de origen textil, con lo que al final tenías un cuadro como de terciopelo y una madre que te informaba que tardaría una semana en limpiar el comedor.
La opción de congelar a tu perro/gato/cacatúa/etc.. y enviarlo para que lo incineren ellos no parece estar contemplada, y si a partir colgar el cuadro tienes ganas de ir a una barbacoa, no te preocupes, es normal.
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