jueves, 3 de noviembre de 2011

Comida rápida es más común en clase media que en baja

Un nuevo estudio sobre los hábitos de comer afuera y su relación con los ingresos de la gente muestra que comer comida rápida es más común a medida que los ingresos suben de niveles bajos a niveles medios, desafiando la noción popular de que el alto índice de obesidad en los pobres se debe a la comida rápida.
"Existe una correlación entre la obesidad y los ingresos más bajos, pero ésta no se puede atribuir solamente a la elección de restaurantes," dijo J. Paul Leigh, profesor de ciencias de salud pública en UC Davis y autor principal del estudio, publicado en Population Health Management, en Internet. "La comida rápida es más popular entre individuos de clase media, que son menos propensos a ser obesos".
Al conducir el estudio, Leigh y el co-autor DaeHwan Kim, especialistas en economía de la salud, usaron información de 1994 a 1996 de la Encuesta Continua de Consumo de Alimentos y la Encuesta de Dieta y Conocimiento de Salud que la acompaña. La muestra de cerca de 5,000 personas en Estados Unidos, representativa a nivel nacional, incluyó información sobre patrones de consumo de comidas, incluyendo salidas a comer afuera por dos días no consecutivos, que se compararon con variables demográficas tales como ingreso, raza, sexo, edad y educación.
Los investigadores advirtieron que el ir a comer a restaurantes de servicio completo, que incluyen varias opciones de comida y ofrecen servicio a los clientes en la mesa, mostraba un patrón esperado: mientras más alto el ingreso, más salidas a comer afuera. En contraste, el ir a comer a restaurantes de comida rápida, caracterizados por servicio mínimo en la mesa y poco tiempo de preparación de la comida, mostraba un patrón diferente. El estudio mostró que las salidas a restaurantes de comida rápida aumentan con ingresos anuales de hasta $60,000, y que las visitas a restaurantes de comida rápida disminuyen mientras el ingreso aumenta más allá de ese nivel.
Leigh advirtió que para atraer a la clase media, la industria de la comida rápida ubica restaurantes a la salida de las autopistas en áreas de ingresos medios y ofrece productos que atraen a un gran porcentaje de estadounidenses.
"Los bajos precios, la conveniencia y los juguetes gratuitos logran atraer muy bien a la clase media, especialmente a padres ocupados que controlan su presupuesto", dijo Leigh.
Según el estudio:
Los hombres son más propensos que las mujeres a ir a ambos restaurantes, de comida rápida y servicio completo.
Las personas con mayor educación son más propensas a ir a restaurantes de servicio completo.
Las personas que trabajaban más horas son más propensas a ir a ambos restaurantes, de comida rápida y servicio completo.
Los fumadores son más propensos a ir a restaurantes de comida rápida que a restaurantes de servicio completo.
El estudio fue limitado por el hecho de que la información vino de mediados de la década del 90, que es la información más reciente que hay sobre este tema. Si bien los ingresos han cambiado considerablemente desde entonces, Leigh opina que los patrones de comer afuera revelados en este estudio serían los mismos si se pudiera disponer de información más actualizada.
"Siempre ha sido difícil definir los patrones del uso de restaurantes de los estadounidenses según sus ingresos, dijo Leigh. "Al usar una base de datos representativa a nivel nacional y que incluye información detallada sobre ingresos, hemos encontrado una respuesta".
En base al resultado de su estudio, Leigh, que está afiliado al Centro de Investigación y Políticas de Salud de UC Davis, sugiere que los investigadores y legisladores buscando las causas de la epidemia de la obesidad deben considerar otros factores, y no sólo el tipo de restaurantes. Leigh estudiará los efectos del precio de los alimentos en la elección de comidas.
"El precio es esencial para las familias de bajos ingresos, y en los últimos 30 años el costo de los alimentos menos sanos ha bajado en comparación a las comidas más sanas", dijo Leigh. "Una forma potencial de alentar a la gente a comer comidas más sanas sería cobrar impuestos que fueran aumentando con el número de calorías en los alimentos. Lo recaudado con estos impuestos luego se podría usar para subsidiar y reducir el costo de los alimentos sanos".

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